viernes, marzo 02, 2007

El éxito (Successo, Il) (Italia, Francia; 1963) Comedia dramática

Directores: Mauro Morassi y Dino Risi (sin acreditar oficialmente)
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Intérpretes Principales: Vittorio Gassman, Anouk Aimée, Jean-Louis Trintignant, Gastone Mochin.
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Argumento: Un empleado de una multinacional mobiliaria desea a toda costa prosperar, por él, y por su querida esposa.
La esposa no desee que cambie pues le ama tal cuál es, pero el hombre no se siente feliz y desea ganar mucho dinero para sentirse mejor delante de los demás.
Para conseguirlo, tratará de encontrar, en poco tiempo, diez millones de liras para invertirlos en un gran y próspero negocio inmobiliario que le reportará cuantiosos beneficios.
Sin embargo, en su afán por conseguirlo, se hará más huraño y se alejará cada vez más de los suyos.
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Mi opinión:

En una fiesta organizada por un gran empresario:

Invitado de una fiesta en una gran mansión (Vittorio Gassman) dirigiéndose a un hombre sentado leyendo un periódico:
- ¡Qué, aburrido, ¿eh? No me extraña, ¡qué fiesta tan aburrida!. Creo que me voy a ir de un momento a otro.
- ¡Qué suerte, yo no puedo, soy el anfitrión….!
- (Con cara de sorpresa): ¡Oh, lo siento mucho! Es que hemos llegado tarde mi mujer y yo. Y ha sido por culpa del cretino de Dominichi (por poner un nombre).
- Es mi hijo.
- (Con cara de no saber dónde meterse): ¡Oh, perdón otra vez! ¡Oiga, porqué no me dice quién de esas damas del jardín es su señora, para no meter la pata otra vez, por si hago un comentario sobre ella.
- Mi esposa falleció hace tres años.
(Gassman hace mutis por el foro con la esperanza de que le trague la tierra)".

Estimable comedia de trasfondo dramático, a cuenta de un simpático y entrañable personaje que, no obstante, es patético en el fondo.
Vittorio Gassman lo encarna maravillosamente bien, con gran profusión de matices gestuales (sí, a la manera italiana, con muchos aspavientos manuales y así). Cae simpático por su gran humanidad, quizás demasiada, al encarnar meridianamente bien al ser humano ambicioso e infeliz, que no tiene más meta que la de medrar en la vida, aunque sea dejando lo más querido por el camino.
Un buen hombre, en el fondo, pero que siente que la sociedad no tiene suficiente con lo que él le da mediante su honrado trabajo.
La especulación inmobiliaria, la corrupción a todos los niveles, el deseo de medrar a toda costa, el sentimiento de infelicidad que embarga al hombre medio…son reflejados con el tamiz del humor. Un humor simpático, con muchísimos y excelentes diálogos, algunos gags visuales, y una puesta en escena ágil y rica en pequeños grandes detalles.
A ello ayuda la buena composición de todos y cada uno de sus intérpretes (muchos personajes con texto) y una sabia dirección de un realizador para mi desconocido, Mauro Morassi, aunque decir que la realizó él solo es faltar a la verdad, pues tuvo la ayuda del gran Dino Risi, lo cual se nota en el ritmo impreso a la cinta y los numerosos apuntes costumbristas .
Y aunque el fondo no pueda ser más triste y dramático, este, el drama, no aparece hasta el último tercio, donde la sonrisa se nos hiela, al ser reflejada en toda su desnudez la quimera de la consecución de ¿la felicidad?, por medio del éxito social. Un éxito que no es tal ya que para conseguirlo se abandona, si es preciso, toda la vida anterior y quienes formaron parte de ella.
Una película con algunas francas risas, muchísimas sonrisas y tristeza vital en el fondo.
Un drama en toda regla disfrazado de comedia.



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