Grupo: K Producciones
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Autor: Antonio Álamo
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Director: Álvaro Lavín
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Autor: Antonio Álamo
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Director: Álvaro Lavín
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Intérpretes Principales: Adolfo Fernández, Mariano Marín (al piano).
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Argumento: El 12 de octubre de 1936, en Salamanca, poco después de proclamarse la victoria del bando nacional en la cruenta y fraticida Guerra Española, el General Millán Astray, fundado de La Legión y uno de los hombres de confianza del General Francisco Franco, entra en la Universidad de Salamanca, cuyo Rector es el ya anciano Miguel de Unamuno y, junto a otras insignes personalidades, echará un discurso, una arenga más bien, ensalzando las virtudes de la “Cruzada” emprendida.
Miguel de Unamuno, que no tenía pensado hablar, ante lo oído, no tendrá más remedio que decir lo que piensa.
Mientras todo ello ocurre, Millán Astray, hablará a la platea de “los detalles” que se le han escapado a todo el mundo hoy en día, sobre su dedicada vida al servicio del bien de los “españoles todos”.
Miguel de Unamuno, que no tenía pensado hablar, ante lo oído, no tendrá más remedio que decir lo que piensa.
Mientras todo ello ocurre, Millán Astray, hablará a la platea de “los detalles” que se le han escapado a todo el mundo hoy en día, sobre su dedicada vida al servicio del bien de los “españoles todos”.
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Mi opinión: Interesante obra, que propone una revisitación de la figura “insigne” del general Millán Astray, fundador de La Legión y uno de los hombres de más confianza del General Francisco Franco.
Nos propone hablarnos de “los detalles” que no sabemos, bien por su humildad, al no hacerlos públicos en su momento, bien porque la historia las olvidó.
Mientras nos sitúa en la histórica fecha del 12 de octubre de 1936, meses después de la victoria del Bando Franquista en la cruenta e inhumana Guerra Civil Española, y de lo que ocurrió en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, cuyo Rector era el viejo Miguel de Unamuno, nos habla de su dedicación a España.
Nos habla de su vida, sobre todo de sus numerosas heridas en el frente de batalla, comparándolas con “las heridas” y “proezas” del viejo Miguel de Unamuno. Lo que cada uno de ellos perdió por España, lo que dio de sí por ELLA.
Y al final se centra en aquella fecha, en Salamanca, con las encendidas arengas de insignes personalidades de la sociedad salmantina de entonces: el obispo, el alcalde (el nuevo, porque, según nos comenta el propio Millán Astral, al anterior lo habían fusilado hacía poco), políticos...y él mismo, siempre en presencia de los hombres de la Legión, que le cubren con sus ametralladoras.
Y, al final, las palabras claras y precisas de Miguel de Unamuno, diciendo aquella memorable e imborrable frase de: “Venceréis, pero no convenceréis”. Además de que, si era cierto aquello que dijo Millán Astray: “¡Viva la muerte!”, era lo mismo que decir “’¡Muera la vida!”, lo que era un disparate.
Esas frases de Miguel de Unamuno vinieron muy tarde, cuando ya nada tenía remedio, apenas dos meses antes de su fallecimiento.
La puesta en escena es sencilla, con unos monigotes colgados a modo de D. Miguel de Unamuno, Dña Carmen Polo de Franco, y el alcalde, obispo y otras personalidades.
Mariano Marín al piano, acompaña a un enorme Adolfo Fernández que, literalmente, suda a borbones, dado el enorme esfuerzo que despliega sobre el escenario. Canta, declama, ríe, se sitúa a veces al lado de los un tanto asustados espectadores, dado que, al chorrear sudor, bien pudieran ser alcanzados y bañados.
Y el espectacular montaje de sonido, con los estruendosos “Vivas a la Muerte” de los legionarios, o los aplausos a Millán Astray a cargo de los mismos ante una de sus encendidas arengas, que ponen los pelos como escarpias.
Así, la obra transcurre durante hora y veinte aproximadamente, causando la risa, sonrisa y algo de miedo también dadas las cosas que se oyen, producto de un discurso que ojalá pudiera parecer rancio y caduco, ya desaparecido para siempre pero que, desgraciadamente, comienza a oírse hoy en día, dado el clima de crispación y enfrentamiento producido de un tiempo a esta parte en el panorama político español.
Esperemos que los fantasmas del pasado, de un pasado vergonzante, tal y cual se nos muestra en la obra, no vuelva a enfrentar a esas dos Españas que todavía subsisten, pero que han sabido vivir en armonía hasta hace pocas fechas.
Nos propone hablarnos de “los detalles” que no sabemos, bien por su humildad, al no hacerlos públicos en su momento, bien porque la historia las olvidó.
Mientras nos sitúa en la histórica fecha del 12 de octubre de 1936, meses después de la victoria del Bando Franquista en la cruenta e inhumana Guerra Civil Española, y de lo que ocurrió en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, cuyo Rector era el viejo Miguel de Unamuno, nos habla de su dedicación a España.
Nos habla de su vida, sobre todo de sus numerosas heridas en el frente de batalla, comparándolas con “las heridas” y “proezas” del viejo Miguel de Unamuno. Lo que cada uno de ellos perdió por España, lo que dio de sí por ELLA.
Y al final se centra en aquella fecha, en Salamanca, con las encendidas arengas de insignes personalidades de la sociedad salmantina de entonces: el obispo, el alcalde (el nuevo, porque, según nos comenta el propio Millán Astral, al anterior lo habían fusilado hacía poco), políticos...y él mismo, siempre en presencia de los hombres de la Legión, que le cubren con sus ametralladoras.
Y, al final, las palabras claras y precisas de Miguel de Unamuno, diciendo aquella memorable e imborrable frase de: “Venceréis, pero no convenceréis”. Además de que, si era cierto aquello que dijo Millán Astray: “¡Viva la muerte!”, era lo mismo que decir “’¡Muera la vida!”, lo que era un disparate.
Esas frases de Miguel de Unamuno vinieron muy tarde, cuando ya nada tenía remedio, apenas dos meses antes de su fallecimiento.
La puesta en escena es sencilla, con unos monigotes colgados a modo de D. Miguel de Unamuno, Dña Carmen Polo de Franco, y el alcalde, obispo y otras personalidades.
Mariano Marín al piano, acompaña a un enorme Adolfo Fernández que, literalmente, suda a borbones, dado el enorme esfuerzo que despliega sobre el escenario. Canta, declama, ríe, se sitúa a veces al lado de los un tanto asustados espectadores, dado que, al chorrear sudor, bien pudieran ser alcanzados y bañados.
Y el espectacular montaje de sonido, con los estruendosos “Vivas a la Muerte” de los legionarios, o los aplausos a Millán Astray a cargo de los mismos ante una de sus encendidas arengas, que ponen los pelos como escarpias.
Así, la obra transcurre durante hora y veinte aproximadamente, causando la risa, sonrisa y algo de miedo también dadas las cosas que se oyen, producto de un discurso que ojalá pudiera parecer rancio y caduco, ya desaparecido para siempre pero que, desgraciadamente, comienza a oírse hoy en día, dado el clima de crispación y enfrentamiento producido de un tiempo a esta parte en el panorama político español.
Esperemos que los fantasmas del pasado, de un pasado vergonzante, tal y cual se nos muestra en la obra, no vuelva a enfrentar a esas dos Españas que todavía subsisten, pero que han sabido vivir en armonía hasta hace pocas fechas.
2 comentarios:
Hoy se me ha vuelto a aparecer el fantasma de don Miguel y ahora todo encaja. Desde aquél lacónico "Yo viví 71 años" de su primera manifestación, a mis pesadillas donde se repite la frase "... o no verás la luz del año que viene". Claro que ese verás para él debió ser "verá usted".
Y digo que todo encaja porque ahora comprendo el alcance de lo sucedido. Soy un poco garrulo, torpe de entendederas y al principio estaba encantado porque la existencia de fantasmas, la existencia de un fantasma, el fantasma de don Miguel implicaba que existe vida despues de la vida. Me dejé llevar por mi egoísmo innato y me daba igual lo que le hubiera pasado - en aquél momento ignoraba los detalles de sus últimos días - o pudiese pasar a Don Miguel en su existencia ectoplásmica. Solo duró hasta que caí en la cuenta de que todo podía ser no más que un producto de mi imaginación, algo irreal, falso fuera de mi cerebro.
Y luego ha estado la confusión que debido a mi torpeza con la aritmética he mantenido hasta el mismísimo día de hoy. Todo este tiempo; bueno, más bien desde que supe que murió con 72 años cumplidos, he estado dándole vueltas a a aquélla primera frase que me espetó así como sin venir a cuento. ¿Qué habría querido decir con aquello cuando en realidad había vivido 72 años? Hasta el día de hoy he estado pensando que se refería a los últimos días de su vida, los de la reclusión domiciliaria, como no vividos.
Y pero hoy he caído en la cuenta buena. He tenido que volver a darle vueltas al asunto una vez más, aunque esta vez me he desviado de los derroteros habituales y se me ha ocurrido pensar tal que así: cuando tenemos un año cumplido estamos viviendo nuestro segundo año de vida. Luego don Miguel, que tenía 72 años cumplidos, estaba viviento su septuagésimo tercer año de vida. Esto desbarató todas mis cavilaciones anteriores y me dejó como al principio.
Y entonces he tenido que tratar de explicarme de nuevo su lapidaria frase, y se me ha ocurrido que acaso él no consideraba como completamente vivido el año que siguió a su 71 cumpleaños en 1935. El año en el que estalló una guerra que truncó su septuagésimo segundo año de vida y la vida de otros muchísimos españoles. Fue poco despues de de su 72 cumpleaños que tuvo el encontronazo con el tuerto, rey de reyes en el país de los ciegos, a lo que siguió su arresto domiciliario. Luego vinieron las amenazas y coacciones por parte de unos y los arrumacos y cucamonas por parte de otros. Todo para que volviera al redil, para que se desdijese.
Y al final no vió la luz del año que venía. Aunque para que nadie se llevase a engaño se fue delante de testigos que pudieron corroborar que murió de repente y en su certificado de defunción no faltaron las palabras "causas naturales".
Y decía yo al principio que todo encaja. Y es así porque hoy hace exactamente 71 años del incidente con el tuerto, el que le llevó a vivir los últimos días de su vida. Esto debe significar algo, Dios no existe y las casualidades tampoco.
Hoy me ha preguntado por mi salud. Le he contestado que el pié sigue inflamado pero ya no duele y que la pleura duele un poco pero no se si la inflamación ha bajado porque a esta no la veo.
Un Anime
Se me olvidó poner la fecha y es importante en el contexto del texto. Blogger la omite por defecto y el propietario del blog no ha modificado la configuración (por no modificar no ha modificado ni la hora de publicación que es la de California o como dicen por allá, tiempo del Pacífico).
Comenzé a escribir el panfleto el 12 octubre 2007 a las 21:51:57 y ahora son las 23:41:35 del 12 octubre 2007 [ambas CET (Central european time) o como diría un castizo, hora de Madrid, España, pero no Canarias que una menos].
Un Anime
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