Director: David Lowell Rich
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Intérpretes Principales: Don Murray, Guy Stockwell. Abby Dalton, Bradford Dillman. Henry Silva, Simon Oakland, Leslie Nielsen.
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Argumento: Will Bill Hickok ha dejado el ejército y se dispone a regresar a su hogar dispuesto a llevar una tranquila vida cazando, pescando, durmiendo, jugando a las cartas y pasando un buen rato de vez en cuando con alguna bonita mujer.
Sin embargo, cuando está llegando es asaltado por "Cuchillo negro", un cheyenne que desea la guerra con los blancos y que tiene, así como unos veinte guerreros más, rifles de repetición. Algún hombre blanco se los está suministrando.
La intervención del jefe de los cheyennes, viejo amigo suyo, le salva la vida, pero él informa al teniente al mando del ejército del lugar, del asunto de los rifles.
Sin embargo, el teniente es un joven que se cree se las sabe todas y no hace lo que tiene que hacer. Mientras, se vuelve a ver con su antigua novia, la simpar Jane Calamity, y su viejo amigo de juergas y guerras, William Cody, el futuro "Buffalo Bill".
Entre los dos amigos deberán devolver la paz al lugar, cuando Calamity sea capturada por "Cuchillo negro".
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Mi opinión: Convencional western de serie B, realizado por Lowell Rich, un director que en la televisión ha conseguido un buen número de premios, pero que en el cine jamás pasó de segunda o incluso tercera categoría.
Aquí se limita a filmar con honradez y artesanía un argumento un tanto trillado, aunque con el supuesto aliciente de ver juntos a tres héroes del far west, todos ellos personajes reales: el famoso pistolero y jugador (aquí de pistolero no tiene nada) Will Bill Hickok, el futuro Búffalo Bill, William Cody, y la aguerrida Jane Calamity, que durante mucho tiempo fue el gran amor de Hickok (hasta la muerte de él). ¡Ah! y al final sale también el general Custer, interpretado con flema por un Leslie Nielsen muchos años antes de que consiguiera, ¡por fin! ser popular gracias a sus astranacanadas tipo "Agárralo como puedas...".
Por lo demás, las escenas del final, con la pelea entre los cheyennes y las tropas del Ejército, están bien filmadas y la puesta en escena, en rocosos escenarios, es ágil.
Pero no tiene mucho más de verdadero interés, a no ser dos escenas concretas. La primera y mejor, lo que le dice Calamity a la recién esposa de Cody acerca del amor y de los hombres. Y la segunda, el diálogo a tres bandas entre el protagonista y los dos indios (los siempre excelentes Simón Oakland y Henry Silva, que siempre que hacía de indio lo parecía), donde se habla de lo que da el título en español a la cinta: de la verdadera fuerza, que no está en el valor, ni en las armas de las que uno dispone, sino en la nobleza del alma y del espíritu del ser humano.
Bastante discreta aunque entretenida, cuesta recordarla pasado un muy corto tiempo.
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Intérpretes Principales: Don Murray, Guy Stockwell. Abby Dalton, Bradford Dillman. Henry Silva, Simon Oakland, Leslie Nielsen.
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Argumento: Will Bill Hickok ha dejado el ejército y se dispone a regresar a su hogar dispuesto a llevar una tranquila vida cazando, pescando, durmiendo, jugando a las cartas y pasando un buen rato de vez en cuando con alguna bonita mujer.
Sin embargo, cuando está llegando es asaltado por "Cuchillo negro", un cheyenne que desea la guerra con los blancos y que tiene, así como unos veinte guerreros más, rifles de repetición. Algún hombre blanco se los está suministrando.
La intervención del jefe de los cheyennes, viejo amigo suyo, le salva la vida, pero él informa al teniente al mando del ejército del lugar, del asunto de los rifles.
Sin embargo, el teniente es un joven que se cree se las sabe todas y no hace lo que tiene que hacer. Mientras, se vuelve a ver con su antigua novia, la simpar Jane Calamity, y su viejo amigo de juergas y guerras, William Cody, el futuro "Buffalo Bill".
Entre los dos amigos deberán devolver la paz al lugar, cuando Calamity sea capturada por "Cuchillo negro".
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Mi opinión: Convencional western de serie B, realizado por Lowell Rich, un director que en la televisión ha conseguido un buen número de premios, pero que en el cine jamás pasó de segunda o incluso tercera categoría.
Aquí se limita a filmar con honradez y artesanía un argumento un tanto trillado, aunque con el supuesto aliciente de ver juntos a tres héroes del far west, todos ellos personajes reales: el famoso pistolero y jugador (aquí de pistolero no tiene nada) Will Bill Hickok, el futuro Búffalo Bill, William Cody, y la aguerrida Jane Calamity, que durante mucho tiempo fue el gran amor de Hickok (hasta la muerte de él). ¡Ah! y al final sale también el general Custer, interpretado con flema por un Leslie Nielsen muchos años antes de que consiguiera, ¡por fin! ser popular gracias a sus astranacanadas tipo "Agárralo como puedas...".
Por lo demás, las escenas del final, con la pelea entre los cheyennes y las tropas del Ejército, están bien filmadas y la puesta en escena, en rocosos escenarios, es ágil.
Pero no tiene mucho más de verdadero interés, a no ser dos escenas concretas. La primera y mejor, lo que le dice Calamity a la recién esposa de Cody acerca del amor y de los hombres. Y la segunda, el diálogo a tres bandas entre el protagonista y los dos indios (los siempre excelentes Simón Oakland y Henry Silva, que siempre que hacía de indio lo parecía), donde se habla de lo que da el título en español a la cinta: de la verdadera fuerza, que no está en el valor, ni en las armas de las que uno dispone, sino en la nobleza del alma y del espíritu del ser humano.
Bastante discreta aunque entretenida, cuesta recordarla pasado un muy corto tiempo.
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