Un día da con la veta y con la ayuda de sus hombres logra sacar el preciado oro negro. No es demasiado, pero gana unos cinco mil dólares al día.
Su gran oportunidad le llega con la visita de un joven, que le dice que en el lugar donde vive hay mucho petróleo bajo sus tierras.
El ahora empresario petrolífero, junto a su pequeño pero espabilado hijo, les hace una visita tiempo después, para ver in situ el lugar y comprobar si en efecto hay petróleo. Y sus expectativas no solo se cumplen si no que averigua que hay un mar de petróleo bajo la tierra.
En esta ocasión no ha ocurrido lo mismo, ya que, para comenzar, este es un film bastante extraño, no sé si porque la novela original "Oil", de Upton Sinclair también lo es, o porque Paul Thomas Anderson lo ha adaptado así, situándola en sus muy personales coordenadas.
Sea como sea, ha conseguido un muy estimable film donde se combinan varios géneros en uno, aunque lógicamente sea el drama el que gana la función.Un drama a ratos desaforado, excesivo, grandilocuente, a ratos intimista y subrayado por miradas y estruendosos silencios, y a ratos espectacular en su épica.
Un poco larga, algo más de dos horas y media, para mi gusto no cansa ni aburre un ápice, pero sí que existen momentos por la parte central que bajan en intensidad, puesto que el primer tercio es sumamente interesante y ameno y más tarde baja el ritmo, aunque existan soberbias escenas como la "conversión" del protagonista en la Iglesia o la relación entre este último y su recuperado hermano.
Asimismo, cada vez que el joven pastor (excelente Paul Dano en su composición) y el protagonista se encuentran, saltan chispas y sus duelo, tanto verbales como físicos, sobrecogen por su intensidad dramática.
Y como representativo colofón, el final de la cinta, un final que por supuesto no se debe contar, pero que tiene su miga y deja bastante atónito al espectador.
Podría hablar mucho y tendido sobre este nada fácil film, comenzando por las peculiaridades de los atormentados personajes, donde el protagonista se lleva la palma (como se suele decir es como para darle de come aparte), pero solo diré que si bien no me ha convencido del todo, sin duda porque no era como de ningún modo esperaba, sí que me ha dejado una honda huella. Vamos, que hace reflexionar y pensar en lo que se ha visto y oído.
La película ya ha ganado un buen número de premios (ayer mismo se le concedió el premio al mejor director en la Berlinale 2008), a los que habrá que sumar casi con toda seguridad algunos Óscars, estando a la cabeza de favoritos la extraordinaria composición de Daniel Day-Lewis, máximo favorito al Gran Premio. Pero no se debe olvidar la bellísima fotografía.
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