

Algunas escenas dan pavor, no por lo que finalmente se ve, sino por que el director, gracias a un buen guión, prepara al espectador para algo que este ve que sucederá sin remedio, "acojonándole" de antemano. Y es que, ciertamente, algunos momentos tienen una gran tensión emocional y se siente temor ante lo que va a llegar (aunque finalmente no ocurra).
También es inolvidable, por lo surrealista (aunque sucedió realmente), la escena del apuñalamiento a Chopper en la cárcel.
Excelentes interpretaciones de Eric Bana (que se dió a conocer internacionalmente) y Simon Lyndon, galardonados en los premios de la academia Australiana, y una inteligente realización de Dominik, hacen de este film un atractivo trabajo que deja un buen sabor de boca cinematográfico.
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