

La mezcla de duros combates de boxeo tailandés y momentos tiernos, donde la sensibilidad y dulzura del protatonista quedan muy bien reflejados gracias a un perfecto montaje y una buena utilización de la música.
La fotografía es impecable y la cinta es muy agradable de ver.
Quizás hacia el final hay algunas escenas de gran valor simbólicas, con claras, en mi opinión, intenciones poéticas, que quedan bonito en pantalla pero que no resultan demasiado convincentes por el espíritu general de la obra.
Pero en líneas generales es un placer y un verdadero deleite la contemplación de este feliz filme.
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