Director: Joel Schumacher
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Intérpretes Principales: Jim Carrey, Virginia Madsen. Logan Lerman. Danny Huston, Lynn Collins, Rhona Mitra.
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Argumento: Un buen hombre, felizmente casado desde hace 12 años, y con un hijo adolescente, que trabaja para el Ayuntamiento atrapando canes y demás animales perdidos y/o sueltos por la ciudad, comienza a tener obsesión por el número 23 a consecuencia del descubrimiento de una barata novela, donde el protagonista tiene indudables parecidos con él.
Comenzará una peligrosa investigación, repleta incluso de alucinaciones que le hacen ver horribles crímenes.
Su mujer y su hijo desean a toda costa que deje de leer la novela, pues a cada nueva página el hombre se aleja más de la realidad.
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Mi opinión: Supongo que en papel resultó el guión incluso fascinante: el relato de una obsesión, con el número 23 concretamente, pero que en pantalla, y gracias a la mala dirección de Joel Schumacher, que suele alternar las pelis interesantes con las tontas como esta, acaba por decepcionar de medio a medio.
Y es que, tal y como está concebida y narrada, la cinta se torna cansina, bastante tediosa, gracias a un lioso guión, que en los dos primeros tercios consigue que el espectador se aleje irremisiblemente de la historia, hasta pasar de ella.
El último tercio, sin ser nada del otro jueves, sí consigue en una mínima parte, que se retorne al interés, al menos por saber cómo finalizará todo el tinglado.
Y es que está mal concebida, mal desarrollada y ni siquiera los buenos intérpretes consiguen elevar la ínfima calidad del producto final.
Jim Carrey pone caras serias, pero como su personaje, gracias al pésimo guión, no se explica convenientemente, se le ve como algo extraño, pero sin llegar a conectar con quien ve la película.
En suma, que es muy mediocre y uno de los mayores bluffs del año 2007.
El último tercio, sin ser nada del otro jueves, sí consigue en una mínima parte, que se retorne al interés, al menos por saber cómo finalizará todo el tinglado.
Y es que está mal concebida, mal desarrollada y ni siquiera los buenos intérpretes consiguen elevar la ínfima calidad del producto final.
Jim Carrey pone caras serias, pero como su personaje, gracias al pésimo guión, no se explica convenientemente, se le ve como algo extraño, pero sin llegar a conectar con quien ve la película.
En suma, que es muy mediocre y uno de los mayores bluffs del año 2007.
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