Director: Óscar Aibar
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Intérpretes Principales: Santiago Segura, Álex Angulo. Mercè Llorens. Manolo Solo. Biel Durán. Enrique Villén. Pere Ponce. Jesús Guzmán.
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Argumento: Barcelona, años 60. Es primavera y Vázquez respira la vida a pleno pulmón.
Sus personajes -las Hermanas Gilda, Anacleto, la Familia Cebolleta...- triunfan entre los tebeos de la Editorial Bruguera.
Mientras, el mejor dibujante de tebeos de España disfruta de lo que quiere cuando quiere, no paga nada, esquiva con ingenio a sus acreedores, burla y tima a sus jefes, y se casa alegremente coleccionando una familia tras otra.
Hasta que un gris contable de su editorial decide que debe pasar por el aro como todo hijo de vecino.
No será tarea fácil: para el genial dibujante, la vida es una fiesta en la que hay que colarse si no te han invitado.
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Mi opinión: Simpática película de Óscar Aibar, que bebe de la gran picaresca existente tanto en el cine como, sobre todo, en la literatura española.
Se cuentan anécdotas reales de un ser humano incomparable en su desmesura vital, que siempre hacía lo que le venía en gana, bienviviendo todo lo que podía, en una época, la España de Franco, donde todo era gris y más bien triste.
Un personaje con luces y muchas, muchas sombras, que divirtió con su genial trabajo a muchos niño/as de la época, pero que también hizo sufrir, tanto a acreedores como a su propia familia.
Aquí no se hace inquina, pero sí que se refleja la manera de ser de Vázquez, autor de unos personajes "de tebeo", nunca mejor dicho, y lo hace de forma amena y bastante entretenida.
Bien interpretada, sobre todo por el aquí genial Álex Angulo y/o Enrique Villén, no obstante deja que desear algo en la profundidad de su discurso, si es que lo hay. Vamos, que es bastante superficial, pero casi seguro es lo que se ha pretendido.
Hace pasar bien el rato y se echan una risas.
Aquí no se hace inquina, pero sí que se refleja la manera de ser de Vázquez, autor de unos personajes "de tebeo", nunca mejor dicho, y lo hace de forma amena y bastante entretenida.
Bien interpretada, sobre todo por el aquí genial Álex Angulo y/o Enrique Villén, no obstante deja que desear algo en la profundidad de su discurso, si es que lo hay. Vamos, que es bastante superficial, pero casi seguro es lo que se ha pretendido.
Hace pasar bien el rato y se echan una risas.
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