Director: Jake Schreier
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Intérpretes Principales: RepartoFrank Langella, James Marsden, Liv Tyler, Susan Sarandon, Peter Sarsgaard, Jeremy Sisto, Jeremy Strong, Dario Barosso, Bonnie Bentley.
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Argumento: En un futuro no muy lejano, la integración de los robots en la vida humana hará posible que surjan androides programados para cuidar personas mayores.
Esa es la solución que encuentran Hunter y Madison para su anciano padre Frank, cuyas pérdidas de memoria son cada vez más frecuentes.
Tras vencer su aversión inicial por la tecnología, el robot será para Frank un amigo atento y preocupado por su bienestar que contribuirá a su mejoría.
Lo malo es que entonces se despierta en el anciano el deseo de volver a ejercer como ladrón de joyas.
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Mi opinión: Sensible, algo emotiva, entretenida, curiosa y finalmente algo apagada película que se debe integrar en el género del "cine futurista".
La razón es que su desarrollo se enmarca en un futuro cercano, que prácticamente ya está aquí, pues los ingredientes, quizás no tan perfeccionados como aparecen en el film, son ya actuales, por lo que el futuro cercano bien puede considerarse el presente actual.
La cinta es entretenida, sobre todo por su corta duración. Han sido inteligentes sus productores y guionista, así como su joven y prometedor director, para no extender más allá de lo razonable una historia que, la verdad, tal y como está desarrollada no da más de sí.
Pero resulta honesta y totalmente respetable, no en vano tiene un halo humanista que destila sentimientos positivos aunque algo encontrados. Me refiero a que la historia invita a la sonrisa, algo de carcajada en alguna feliz situación, pero también nos lleva al drama sentido, hondo, a veces casi imperceptible, pero irremediablemente triste y melancólico.
Y es que en ese futuro cercano, quizás por ser demasiado cercano, el camino que lleva al ser humano al final es el mismo que ahora: la soledad ante nuestra decrepitud.
La peli tiene incluso su sorpresa final, que no molesta pues por él llegamos al final, un final bonito, conmovedor, lleno de honda y serena emoción, pero muy triste. Bueno, como la vida misma.
En resumidas cuentas, le fallan algunos minutos algo sosos, no aburridos, pero tampoco demasiado interesantes, pero en líneas generales gusta y deja un más que aceptable sabor de boca.
Podría haber sido, con todo, algo mejor pues le falla algo el ritmo y ha huido de la espectacularidad, pero no han querido hacer llorar al espectador a base de moralina vacía y sentimentalismo barato, lo que es de agradecer.
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