Directores: Samuel Martín Mateos, Andrés Luque
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Intérpretes Principales: Juana Acosta, Carmelo Gómez, Adriana Ugarte, Félix Gómez, Juan Pablo Shuk, Toni Acosta.
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Argumento: María, una enfermera colombiana que perdió a su hija a manos de tres paramilitares, viaja desde Colombia acompañada por su hijo pequeño, hasta Santa Cruz de Tenerife para encontrar y vengarse de uno de los asesinos. Guarda una foto que encontró en su hogar destruido, con un rostro, una dedicatoria y un nombre: Iván.
Gonzalo, un psicólogo escolar cuya existencia da un vuelco el día que conoce a Maria, se implicará con ella en su incesante y obsesiva búsqueda. Mientras tanto, ajenos a todo, en algún rincón de la capital canaria, viven felices Iván, el hombre que busca sin cesar María, y su novia Vero.
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Mi opinión: Interesante película española, un drama con intriga y suspense, que aborda un tema espinoso que todavía no ha cicatrizado, sobre todo porque la maldad humana no caduca.
Una historia de venganza y ¿redención? con pocas bromas ni humor, prácticamente no existe salvo en algunos pequeños detalles cotidianos entre el psicólogo co-protagonista (muy bien Carmelo Gómez, todavía incombustible) y su hijastro, un pequeño que no ha superado el shock de la guerra paramilitar que asoló zonas de su país, Colombia, en los años noventa.
Muy bien interpretada, quizás sus únicas notas negativas, pero que se notan, son el ritmo impreso en la narración de la historia, a cargo de los realizadores Samuel Martín Mateos y Andrés Luque, un ritmo irregular, lento en las escenas de actualidad, con viveza en los flash-backs de la cruenta e inhumana guerra; y el que a veces haya cosas que no están convincentemente explicadas. Tienes que aceptar hechos con buena fe, pero no porque el guión sea detallado al respecto.
Brillante fotografía a cargo de Juan Carlos Gómez y delicada música, a veces un tanto repetitiva, de Juan Carlos Gómez.
Sus últimos minutos esconden una sorpresa argumental que acrecienta la injusticia ¿justa? que mueve a su protagonista, una intensa Juana Costa, que en sus miradas y silencios lo dice todo.
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