Director: Zoe Berriatúa
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Intérpretes Principales: Jorge Clemente, Emilio Palacios, Beatriz Medina, Macarena Gómez, Zoe Berriatúa.
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Argumento: Tres adolescentes que sufren el maltrato y la humillación de sus compañeros en clase deciden unirse para vengarse.
Sin embargo, lo que comienza como un acto de libertad en legítima defensa se convierte en una espiral de violencia de la cual no podrán escapar.
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Mi opinión: Primer largometraje de Zoe Berriatúa, con Álex de la Iglesia como productor (y más gente como Carolina Bang...).
Y lo hace, sin duda ninguna, con personalidad...quizás demasiada.
Quiero decir con ello que se aparta totalmente de la normalidad, de lo que se suele contar en un primer trabajo tras las cámaras, con historias más cotidianas, "normales", convencionales...y comerciales.
Nada de estos calificativos definen esta inclasificable película, bien narrada e interpretada de forma brillante por Emilio Palacios, en un papel nada fácil, pero otra cosa es si convence al espectador medio (en el que me encuentro sin reparos).
Y es que yo lo califico como malsana, en el sentido de su argumento. No sé si tiene alguna posible lectura positiva, pero yo no se la encuentro, ya que los personajes me resultan no sólo antipáticos, si exceptuamos el más humano, el interpretado por el excelente Emilio Palacios, sino que dan verdadero miedo, sin que sus actuaciones las podamos siquiera a lo lejos comprender de alguna manera.
Todo se sucede bastante aleatoriamente, a no ser que, como dice un personaje al final, simplemente todo se reduzca a que verdaderamente hay personas malas, sin más, per se, sin que haya ningún componente socio-económico-cultural que las justifique. Vamos, un verdadero psicópata. Si esa es la moraleja de la película, pues qué poco me ofrece.
Pero, vaya, hay que reconocer que la película entretiene y resulta amena, pero a mí no me azoró ni me turbó, y por supuesto no me motivó una simple reflexión, sino que me molestó en líneas generales, no por cuestiones morales ni éticas, sino simplemente por falta de empatía hacia lo que me se cuenta.
Simplemente no me interesa mucho que digamos lo que veo y oigo, sí la forma, bastante brillante, pero desde luego nada el fondo, que no puede ser más oscuro y negativo (amén de un pelín más que largo de inverosímil).
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