Director: Hiroshi Inagaki
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Intérpretes Principales: Toshirô Mifune, Yoshiko Sakuma, Kinnosuke Nakamura, Yûjirô Ishihara, Katsuo Nakamura, Kanzaburo Nakamura, Kanemon Nakamura, Masakazu Tamura, Mayumi Ozora, Ken Ogata, Takashi Shimura.
Argumento: En el Japón feudal, Kansuke Yamamoto es un samurai que sueña con un una nación unida y pacífica.
Kensuke, entra en el servicio militar de su Daimyo, el Lord Takeda. U
na vez dentro, mediante astutas argucias, tratará de llevar sus sueños a buen puerto.
Mi comentario: Buena película dirigida con firmeza, espectacularidad, sentido épico, pero también de forma claramente irregular, debido principalmente a su larguísima duración, por Hiroshi Inagaki, el director de la soberbia triada "Samurai".
Aquí traslada a la pantalla la insigne novela de Yasushi Inoue, con competente guión de Shinobu Hashimoto y Takeo Kunihiro.
Y lo hace de forma bastante dúctil, logrando entretener e interesar a partes iguales, a pesar de su enorme duración, casi tres horas, que no se hacen pesadas pero que requiere tener todos los sentidos en alerta por aquello de que los intérpretes y sus personajes nos cuestan a los occidentales asimilar a la perfección. Se tardan varios minutos en hacerlo y los nombres de los personajes tampoco son fáciles de recordar.
Pasado un tiempo prudencial para lograrlo, el espectador asiste a un film con gran sentido del espectáculo con sus batallas perfectamente coreografiadas, aunque no tan bien como el maestro Kurosawa, pero bueno, mejor no comparar, digamos que son estilos distintos.
Aspectos humanos como el honor, la ambición, la amistad, la lealtad y el amor, no en vano asistimos a una peculiar pero muy honda y sentida historia de amor a dos bandas, que, gracias a la inmensa labor interpretativa de Yoshiko Sakuma alcanza honda emoción en varias escenas, sencillamente sublimes.
El empaque técnico es excelente, con magnífica fotografía a todo color a cargo de Kazuo Yamada, a pesar de que su prólogo es en blanco y negro.
Asimismo, la banda sonora de Masaru Satô es perfecta, otorgando un aroma épico a una historia de guerra, muerte y poder que se saborea sin grandes dificultades, una vez asimilada, repito, su larga duración.
Una buena película de la Toho, producida por su protagonista, el siempre magnífico por su fuerza y expresividad Toshiro Mifune, también a veces, cuando hace falta, muy contenido.
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