Director: Kim Sang-Chan
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Intérpretes Principales: Bae So-Eun, Kim Na-Mi, Bang Jun-Ho
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Argumento: Sung-wook dirige un negocio de karaoke en decadencia y contrata a Ha-suck, una veinteañera adicta a los videojuegos.
Pero cuando las cosas comienzan a mejorar, se enteran de que un asesino serial anda suelto en la ciudad.
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Mi comentario: Muy irregular film de Corea del Sur, que aborda varios géneros sin llegar a convencer del todo en ninguno, aunque tenga momentos conseguidos, sobre todo en lo relativo al humor.
Y es que, en este apartado, en la comedia, tiene divertidos momentos, con diálogos que abordan la sexualidad, presuntamente soeces, pero en el fondo, románticos y bastante tiernos.
Sucede que la puesta de escena está bien, con la eficaz dirección artística en lo relativo al negocio del karaoke, con largos y cuando falta la luz, acongojantes pasillos, y una buena fotografía, con diversos tonos cromáticos que nos lleva a un clímax envolvente donde realidad y, fantasía a veces, se dan la mano.
Lo mejor son los personajes, sobre todo los tres principales (luego se les une otro bastante peculiar), cada uno bien distinto, pero al final complementarios en su búsqueda de la comprensión mutua, de la búsqueda de la felicidad, de su lucha contra la soledad y fantasmas del pasado.
Y es en este punto, cuando menos acierto tiene, al abordar el género de la intriga criminal, que queda muy por debajo de las cuitas cotidianas de los protagonistas, donde luchan por ser felices y encontrar su lugar en el mundo, en una sociedad que se mofa de ellas y continuamente las rechaza.
En definitiva, que el guión está trabajado y los aspectos técnicos bastante conseguidos, pero la impresión final que deja es la de ser un poco friki en su aspecto tonal, no aburriendo pero tampoco convenciendo.
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