Director: Armando Crispino
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Intérpretes Principales: Mimsy Farmer, Barry Primus, Ray Lovelock, Carlo Cattaneo, Angela Goodwin, Gaby Wagner, Massimo Serato, Ernesto Colli, Leonardo Severini, Eleonora Morana, Antonio Casale
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Argumento: Simona hija de Gianni Sanna, trabaja en un depósito de cadáveres.
Es amiga de Edgardo, un fotógrafo.
La muerte de Betty, la futura esposa de su padre y hermana de Paul, un sacerdote, provoca una atmósfera de mutuas sospechas.
Según la policía la muerte de Betty es un suicidio, pero el sacerdote está convencido de que ha sido un asesinato.
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Mi opinión:
"El conocimiento del alma humana, padre, no tiene bases científicas, sobre todo tratándose del alma femenina".
La historia tenía grandes posibilidades y su primer tercio está bien. Podríamos pensar, viendo el inicio, que se tratará de un film también fantástico, quizás de horror científico, pero no, todo va progresivamente hacia el terreno ya muy visto de asesinatos, irregularmente filmados, que deriva casi en el psycho killer, aunque no entra en este terreno pues quién o quienes dan matarile sabe/n bien lo que hacen.
Competentemente realizada desde el punto de vista formal, con una adecuada pero algo machachona banda sonora del maestro Morricone y, sobre todo, una acrisolada fotografía a cargo de Carlo Carlini, la peli al final se ve sin problema alguno, no aburre, eso es cierto, pero tampoco deja gran huella por la impersonal y finalmente nada original deriva final de la historia.
Ray Lovelock, actor siempre mediocre, tiene aquí un personaje algo mejor que lo acostumbrado. Y algunos diálogos, como cuando alguien dice aquello de:
"De la camisa de fuerza a la sotana sólo hay un paso", o "Mi padre solía decir que los locos son los que están más cerca de Dios" son de recibo. Lástima, repito, que el guión a cargo del propio realizador y de Lucio Battistrada se quede a medias.
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