Director: ROBERT D. WEBB
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Intérpretes Principales: ROBERT WAGNER, TERRY MOORE, GILBERT ROLAND, J.CARROLL NAISH, PETER GRAVES, RICHARD BOONE, HARRY CAREY JR, ANGELA CLARKE, J.AUBUCHON, JAY NOVELLO, GLORIA GORDON, JAMES HARAKAS
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Argumento: Los Rhys y los Petrakis son dos familias dedicadas al buceo y a la recolecta de esponjas marinas.
Una batalla entre clanes se desencadena cuando Mike Petrakis sale a bucear en una peligrosa zona del territorio de los Rhys y sufre un fatal accidente.
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Mi opinión:
"¡¡¡Algo que usted no ha visto jamás!!!
El primer Cinemascope submarino
DUELO EN EL FONDO DEL MAR
La existencia peligrosa y violenta de los pescadores de esponjas en un espectáculo único e incomparable (Autorizado para todos los públicos)".
Así rezaba la publicidad del programa de mano del Teatro PRINCIPAL de Mahón, allá por noviembre de 1955.
Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas, hace un millón de años (más o menos), mi opinión fue esta:
"Entretenida película de aventuras, donde el melodrama y la comedia se alternan con precisión.
Bonita fotografía y bellos paisajes.
Bien, vista por segunda vez, en una cadena privada de televisión, en septiembre de 2020, mi opinión es más o menos la misma en cuanto a que me ha vuelto a gustar. Lo del "melodrama y, sobre todo, la comedia", ahora mismo no sé porqué lo destaqué.
Es un cine de aventuras clásico, de los que en el Hollywood de los años cincuenta del pasado siglo se hacían con profusión, sentido del espectáculo, cariño y dedicación.
Es muy entretenida y su visión resulta fácil, siendo por ello, quizás, no difícilmente olvidable pasado un tiempo. Pero mientras se ve gusta y hace pasar un rato muy ameno.
Es un placer ver a muy estimables intérpretes como el siempre dinámico Gilbert Roland, el gran Richard Boone (en un papel por debajo de su valía) y el siempre excelente J. Carroll Naish. Por su parte está de protagonista un muy joven Robert Wagner tratando de encontrar su lugar en Holllywood.
Lo mejor, sin duda, es el empaque técnico, con una soberbia banda sonora de Bernard Herrman y cómo no, la exquisita fotografía (nominada al Óscar) a todo color y en Cinemascope, de Edward Cronjager.
El final, un tanto facilón, pero se perdona pues antes hemos disfrutado con este ejemplo del cine hecho con amor en el Hollywood de mediados del siglo pasado.
Un cine, sin duda, que ya no se hace salvo en contados ocasiones (y que no suele tener mucho éxito comercial, por cierto).
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