Título original: House of Cards
Director: John Guillermin
Guion: Irving Ravetch, Harriet Frank Jr, Stanley Ellin
Música: Francis Lai
Fotografía: Piero Portulapi, Alberto Pizzi
Género: Intriga
Reparto:
George Peppard, Inger Stevens, Orson Welles. Keith Michell. Perrette
Pradier. Geneviève Cluny. Maxine Audley, Ralph Michael. Jacques Roux,
Patience Collier. William Job. Peter Bayliss, Barnaby Shaw. Ave Ninchi.
Renzo Palmer
Algo
extraña aunque a la vez interesante adaptación de la novela de Stanley
Ellin, que se mueve entre la intriga más convencional y un sentido del
humor un tanto peculiar que pudiera no ser del gusto del gran público.
Y es que, aunque la cinta sea en serio, no cabe duda de que existen en sus imágenes algo de irreal o al menos de surreal.
Uno/a no acaba de creer más que es solo un juego, donde a veces los personajes pierden la vida de forma violenta, pero que todo es como de broma.
Y no, no es así, pero el guión de Harriet Frank Jr e Irvingt Ratchell así lo parece. Y claro, no te la llegas a creer del todo.
Es bastante irregular, y alterna las buenas escenas de acción, situadas en marcos incomparables, como el circo romano, con otras con mucho glamour pero encorsetadas.
Excelentes intérpretes, algunos de ellos algo fuera de lugar, como el orondo y genial Orson Welles, que tiene los mejores diálogos, pero que al igual que otros personajes parece como de cómic.
Un film peculiar, que se sale de lo corriente y no convence del todo al no saberse con qué cartas juega en realidad.
Eso sí, el aspecto técnico es impecable, con una soberbia fotografía y una preciosa banda sonora a cargo de Francis Lai.
Y es que, aunque la cinta sea en serio, no cabe duda de que existen en sus imágenes algo de irreal o al menos de surreal.
Uno/a no acaba de creer más que es solo un juego, donde a veces los personajes pierden la vida de forma violenta, pero que todo es como de broma.
Y no, no es así, pero el guión de Harriet Frank Jr e Irvingt Ratchell así lo parece. Y claro, no te la llegas a creer del todo.
Es bastante irregular, y alterna las buenas escenas de acción, situadas en marcos incomparables, como el circo romano, con otras con mucho glamour pero encorsetadas.
Excelentes intérpretes, algunos de ellos algo fuera de lugar, como el orondo y genial Orson Welles, que tiene los mejores diálogos, pero que al igual que otros personajes parece como de cómic.
Un film peculiar, que se sale de lo corriente y no convence del todo al no saberse con qué cartas juega en realidad.
Eso sí, el aspecto técnico es impecable, con una soberbia fotografía y una preciosa banda sonora a cargo de Francis Lai.
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