miércoles, junio 28, 2023

Castillo de naipes (USA, 1968)

 

 

Título original: House of Cards

Director: John Guillermin

Guion: Irving Ravetch, Harriet Frank Jr, Stanley Ellin

Música: Francis Lai

Fotografía: Piero Portulapi, Alberto Pizzi

Género: Intriga

Reparto: George Peppard, Inger Stevens, Orson Welles. Keith Michell. Perrette Pradier. Geneviève Cluny. Maxine Audley, Ralph Michael. Jacques Roux, Patience Collier. William Job. Peter Bayliss, Barnaby Shaw. Ave Ninchi. Renzo Palmer




Argumento

Un aventurero estadounidense, que vive desde hace tiempo en París, acepta el encargo de ser el tutor del hijo de una dama rica que tiene como parientes a exiliados argelinos, muy raritos todos ellos.
Siente atracción por la madre del chico, que perdió a su difunto marido debido a un atentado político, pero esta le rechaza pues no quiere saber nada de hombres.
Según avanzan los días, el aventurero se da cuenta de que en realidad, la mujer está prisionera dentro de su gran mansión y de que la familia pudiente está compuesta por asesinos y desestabilizadores políticos.
El resto sabe que lo sabe, lo que pondrá en peligro su vida.





Algo extraña aunque a la vez interesante adaptación de la novela de Stanley Ellin, que se mueve entre la intriga más convencional y un sentido del humor un tanto peculiar que pudiera no ser del gusto del gran público.
Y es que, aunque la cinta sea en serio, no cabe duda de que existen en sus imágenes algo de irreal o al menos de surreal.
Uno/a no acaba de creer más que es solo un juego, donde a veces los personajes pierden la vida de forma violenta, pero que todo es como de broma.
Y no, no es así, pero el guión de Harriet Frank Jr e Irvingt Ratchell así lo parece. Y claro, no te la llegas a creer del todo.
Es bastante irregular, y alterna las buenas escenas de acción, situadas en marcos incomparables, como el circo romano, con otras con mucho glamour pero encorsetadas.
Excelentes intérpretes, algunos de ellos algo fuera de lugar, como el orondo y genial Orson Welles, que tiene los mejores diálogos, pero que al igual que otros personajes parece como de cómic.
Un film peculiar, que se sale de lo corriente y no convence del todo al no saberse con qué cartas juega en realidad.
Eso sí, el aspecto técnico es impecable, con una soberbia fotografía y una preciosa banda sonora a cargo de Francis Lai.





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