viernes, enero 19, 2024

Háguila y el halcón, el (USA, 1950)

 


Título original: The eagle and the Hawk

Director: Lewis R. Foster

Guion: Lewis R. Foster, Daniel Mainwaring. Historia: Jess Arnold

Música: Rudy Schrager

Fotografía: James Wong Howe

Género: Western

Reparto: John Payne, Rhonda Fleming. Dennis O'Keefe. Thomas Gomez, Fred Clark, Frank Faylen, Eduardo Noriega. Grandon Rhodes, Walter Reed, Margaret Martin


Argumento

En 1863 un Ránger de Texas viaja a México junto a un espía del Ejército de la Unión para investigar qué se traen entre manos un jefe mexicano afín a Juárez y un extraño norteamericano que está reuniendo hombres de la peor calaña, comprando muchas armas con grandes cantidades de dinero que no se sabe de dónde viene.
Dicho norteamericano tiene una bellísima hija, o eso es lo que se suponen los dos "amigos", que se siente atraída por el Ránger, siendo correspondida.


Muy irregular westen cuya mayor parte del metraje se puede calificar de rollete, sobre todo en su, por así decirlo, primera parte. En ella sólo las puyas, bromas y tensiones dialécticas entre los dos protagonistas tienen su gracia, habiendo momentos chistosos junto a otros bastante sosos.
Menos mal que aparece en pantalla, como por arte de birlibirloque una bellísima Rhonda Fleming, aquí muy joven, que sube la calidad general del conjunto, aunque no del argumento, tan convencional y trillada como la rutinaria dirección de Lewis R. Foster.
La intriga es de medio pelo, aunque la historia está rodada en preciosos parajes de Sedona, Arizona (USA), donde el paisaje combina las rojizas tierras áridas con frondosos bosques rodeados de inmensos lagos. Un lugar de ensueño, que quita el hipo viéndolo en el magnífico technicolor de la época.

 
Menos mal que en último tercio la acción se torna más intensa, con momentos logrados como el intento de desmembramiento del protagonista, cuando le atan de sus muñecas a dos briosos caballos. Técnicamente es entrañable esta larga escena, no en vano las simpáticas transparencias cantan de lo lindo, pero tiene fuerza dramática y se contiene el aliento. Además, hay un evidente peligroso trabajo por parte de los extras cuando la toma es en exteriores.
Aparte de esto, está bien en su épica y sentido del honor, el personaje del jefe mexicano, muy bien encarnado por el orondo Thomas Gómez, cuando comprueba que ha sido traicionado y no tiene más remedio, siguiendo su particular código de conducta, que finalizar la cuestión jugándose el pellejo si es necesario.
Se trata, de un modesto western de serie B, que va felizmente de menos a más y al final deja un aceptable aunque insuficiente sabor de boca.

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