Director: Richard Wallace
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Intérpretes Principales: John Wayne, Laraine Day, Cedric Hardwicke, Judith Anderson, James Gleason, Anthony Quinn, Grant Withers, Paul Fix, Fernando Alvarado, Harry Woods, Michael Harvey, Charles Trowbridge, Martin Garralaga, Jane Adrian, Fred Aldrich, Trevor Bardette, Argentina Brunetti, Tom Coffey, Joe Dominguez, John Eberts, Nacho Galindo, Frank Leyva, Sam Lufkin, Wayne McCoy, Rudolph Medina, Al Murphy, Clarise Murphy, Eduardo Noriega, Sheila Raven, Diane Stewart, Brick Sullivan, Lucio Villegas, Blanca Vischer, Max Wagner.
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Argumento: John Monroe es un ingeniero contratado para determinar el trazado de un ferrocarril en un complejo minero en Los Andes.
La empresa encargada de realizar la obra pertenece a Frederick Alexander. Las diferencias entre éste y Monroe sobre cómo salvar el desnivel del terreno se agravarán cada vez más, especialmente cuando el ingeniero comienza a cortejar a la hija del empresario, la bella Maura Alexander.
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Mi comentario: "Idilio y luchas tormentosas en el corazón de los Andes, en magnífico Technicolor, por los grandes artistas John Wayne y Larraine Day".
Publicidad del programa de mano del cine Mari. Mayo de 1949.
Vista dos veces, la primera, siendo un chaval pensé esto: "convencional pero bastante entretenida película de Richard Wallace, en uno de sus últimos títulos.
Lo mejor son sus maravillosos paisajes y sus intérpretes, alguno de ellos, más tarde muy famosos, como Anthony Quinn.
Lo peor, su metraje, a todas luces excesivo para lo que se narra".
La segunda vez que la he visto, en abril de 2016, por la tele, he de decir que sigo pensando lo mismo que la primera vez, salvo por lo de "los maravillosos paisajes". Francamente, de maravillosos nada, al menos en cuanto a la copia que emitió la cadena en la que la vi. Colores sepias, átonos, muy neutros, que no poseían cromatismo y que al final quedaban muy apagados, sin vida.
Por lo demás, en efecto, muy larga para lo que se cuenta, mucho diálogo, poca acción y un par de buenas escenas mientras dinamitan los lugares donde deben hacer hueco en la gran montaña.
John Wayne realiza un notable esfuerzo, hablando bastante más que en otras muchas de sus peli, y le acompañan, eso sí, excelentes característicos como el gran Cedric Hardwick, Paul Fix, James Gleason y, en efecto, un muy joven Anthony Quinn.
Se olvida con facilidad dado que en realidad, pese a lo supuestamente espectacular que debería ser la historia y sus escenas, finalmente todo queda bastante insípido. Y eso es fallo de los guionistas, a pesar de que uno de ellos es nada menos que el gran Borden Chase. O bien que la novela que adapta, de C.E. Scoggins no tenía mucho material dentro. Pero todo me dice que simplemente no dieron con la tecla, seguramente porque el realizador, Richard Wallace, jamás consiguió una buena película, y en esta ocasión, tampoco.
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