Director: Alberto Cavalcanti
---
Intérpretes Principales: Trevor Howard (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7), Griffith Jones, Sally Gray, René Ray, Mary Merrall, Charles Farrell (1), Michael Brennan, Jack McNaughton, Cyril Smith, John Penrose, Eve Ashley, Phyllis Robins, Bill O'Connor, Maurice Denham (1, 2, 3), Vida Hope.
---
Argumento: Morgan se une a una banda dirigida por Narcy.
En su primer encargo, huye de un accidente de coche después de matar a un policía.
Pero es atrapado al tener un accidente y le condenan a 20 años. Buscando venganza se escapa y se dirige a Londres.
En el camino lo ayuda una mujer (Sra. Fenshaw), que le encarga el asesinato de su marido.
---
Mi comentario:
"- Sólo hay un vigilante y está medio sordo, ¿verdad Bert?
- Desde luego.
- Será tan fácil como quitarle el biberón a un bebé.
- Eso es lo único que no hemos hecho aún".
Buena película inglesa de la segunda mitad de los años cuarenta, recién, como quien dice, finalizada la II Guerra Mundial, con lo que ello significó en cuanto a la dureza de la post-guerra, la lucha diaria de la gentes para sobreponerse y seguir adelante en su cotidianidad, buscándose la vida.
Ello se muestra en el filme aunque a nivel de los bajos fondos, donde un ex-piloto de la RAF nada menos, debe meterse en una banda para ganarse unos cuartos dada la dificultad de encontrar un trabajo. Esto será su perdición al estar dicha banda capitaneada por un malvado de postín, una rata de alcantarilla, traicionera y asesina.
La cinta se sigue cada minuto con más interés, destacándose prácticamente cada elemento. Desde su magnífica fotografía en blanco y negro, hasta su dirección artística, banda sonora e interpretaciones, con un joven Trevor Howard, sólido e intenso durante todo el metraje y la guapa Sally Gray, de la que no recuerdo ninguno más de sus trabajos cinematográficos y que está muy bien en su papel de mujer valiente y enamorada, capaz de luchar contra la maldad.
Tiene buenos diálogos por cuanto el guión es excelente, a cargo de Noel Langley, que adapta de forma precisa la novela de Jackson Budd (el episodio de la esposa que le pide al protagonista asesinar a su marido es de traca), así como muy inteligente y sorprendente el momento del camión y el pesado del camionero).
Esto se manifiesta en lúcidas y duras secuencias matizadas con un humor irónico y mordaz, como cuando un reo le pregunta al protagonista en la cárcel porqué está en el trullo y le contesta que por homicidio, por matar a un policía, a lo que contesta el compañero:
"- Eso no es homicidio, eso es obligación".
También hay sentencias lógicas como cuando intentan atrapar al protagonista y se les escapa, ante lo cual alguien exclama:
En fin, una buena película, con un final atípico por su credibilidad y realismo,que no deja indiferente a nadie.
Muy recomendable. Y es que Alberto Cavalcanti era un maestro tras las cámaras, como demuestra la obra maestra que gestó junto a Charles Crichton, Basil Dearden y Robert Hamer "Al morir la noche".
No hay comentarios:
Publicar un comentario