Director: WILLIAM KEIGHLEY
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Intérpretes Principales: Ray Milland, Gene Tierney, Fay Bainter, Howard St. John, Mary Beth Hughes, Ann Morrison, James Seay, Baby John Winslow, Eddie Marr, Harry Tyler, Harlan Warde
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Argumento: El periodista Brad Sheridan y su esposa Midge no pueden tener hijos.
Midge se inclina por la adopción y se somete al igual que su marido a las rigurosas exigencias de las agencias de adopción.
Cuando se entera de que un niño ha sido abandonado en una comisaría de policía, Midge solicita la custodia pero Brad se niega a secundar los planes de su mujer mientras no averigüe algo sobre los padres de la criatura.
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Mi comentario: Muy bonita película, de esas que gustan a todos los públicos (aunque siempre hay alguien disconforme).
Pero es de reconocer, viéndola casi setenta años después de su rodaje, que sigue siendo un filme muy entretenido, con gran contenido humano, muy sensible y entrañable, amén de aderezado con notables toques de humor como bastantes felices diálogos y escenas chistosas y muy bien filmadas, como la de los niños jugando en el salón del hogar a los cowboys.
Y es que el guión a cuatro manos a cargo del propio realizador y de James R.Webb, adaptando la novela de este último, es redondo, tocando de forma aparentemente sencilla todos los palos de la adopción de niños, siendo incluso pedagógico, como las escenas en las que se nos muestran algunas de las pruebas de inteligencia realizadas a bebés.
Excelentes interpretaciones, tanto de la pareja protagonista, soberbios Milland y una preciosa Tierney, como de, por ejemplo, Fay Bainter, siempre excelsa.
Soberbia fotografía en blanco y negro a cargo de Robert Burks y gran partitura de Max Steiner, uno de los grandes.
En definitiva, una preciosa película que sigue conservando todos sus valores.
Eso sí, hay una escena que se repite dos veces que creo equivocada, y es el ver a la protagonista darle el biberón al bebé cuando este está recostado en la cuna. Que yo sepa tiene que tomarlo incorporado siempre, por los atragantamientos, más que nada.
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