Director: PEDRO LAZAGA
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Intérpretes Principales: Tony Leblanc, Concha Velasco, José Isbert, José Luis López Vázquez, Jesús Colomer, Manuel Zarzo, Venancio Muro, Ángel Álvarez, Ismael Merlo, Félix Fernández, José Truchado. José Orjas. Antonio Molino Rojo, Francisco Bernal, Juan Cazalilla, Jesús Puente. Pedro Sáenz, Juan Cortés. Antonio Padilla, Tota Alba, Rafaela Aparicio, Eduardo Moreno, Carmen Porcel, Emilio Sánchez, Joaquín Bergí, Irán Eory, José Luis Ozores, José Reyes
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Argumento: Una banda de carteristas de Madrid pasa por un momento "flojo" de trabajo, así que deciden enviar a uno de sus miembros, Teodoro Caballero alias "El Señorito" (Tony Leblanc), nada menos que a la ciudad de Chicago, la cuna del hampa, para aprender todas las técnicas del oficio de la mafia.
Al llegar comienza la "instrucción" y entrenamiento, incluso físico, de sus muchachos.
Pero no será fácil pues siguen siendo un poquito inútiles.
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Mi comentario: Considerado, según he leído por ahí, por la crítica, como una de las mejores comedias de Pedro Lazaga, he de decir que viéndola el 19 de junio de 2010, me ha resultado bastante insípida y sosa. Vamos, que de "muy divertida", como había leído, pues más bien poco.
El caso es que el punto de partida no está mal, y tiene aspectos interesantes como la magnífica fotografía en blanco y negro o la profundidad de campo en algunas escenas, pero el guión es más bien tonto, o al menos así lo parece, tal es su grado de chorrez argumentístico.
Ya, ya sé, en la época en la que fue rodada tenía más gracia pues el espectador era más ingenuo y tal, de acuerdo, pero en pleno siglo XXI, lastimosamente todo resulta un poco memo, a pesar del esfuerzo de un elenco interpretativo sencillamente memorable. Gran parte de lo/as mejores cómicos del cine español de comienzos de los sesenta está aquí presente, pero sucede que los personajes que encarnan apenas tienen chispa, o quizás ellos sí, pero no lo que hacen. Es, pues, culpa de un guión más bien malo o si era bueno sobre el papel, mal trasladado a la pantalla.
Y viéndola hoy en día, pues es algo triste también, al contemplar a todos esos monstruos de la comicidad, sabiendo que casi todos nos han abandonado (por fortuna no su inmortal trabajo).
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