viernes, diciembre 08, 2023

Visitantes, los (USA, 1972)

 


Título original: The Visitors

Director: Elia Kazan

Guion: Elia Kazan, Chris Kazan

Música: Johann Sebastian Bach

Fotografía: Nicholas T. Proferes

Género: Drama

Reparto: James Woods, Patrick McVey, Patricia Joyce, Steve Railsback, Chico Martínez


Argumento

Tras tres años de civil, después de haber participado en la Guerra del Vietnam, un joven vive con su novia y el bebé de ambos, en la casa del padre de ella, un exitoso escritor de novelas baratas del oeste.
Su vida es más bien triste y están esperando a conseguir una casa propia, pero la vida es difícil y el encontrar trabajo empresa ardua.
Un día, sin avisar, llegan dos jóvenes, antiguos compañeros del chico en la Guerra.
La relación entre los tres chavales parece normal, pero su visita se tensiona a medida que avanzan las horas en la casa. Y es que hay un asunto que resolver, el visitado les denunció en la Guerra por violar y asesinar a una chica vietnamita de dieciséis años. Por ello, uno de ellos, el sargento, estuvo dos años en prisión.


Interesante film de denuncia o exposición de lo que una cruel e injusta guerra puede acarrear a los que lucharon en ella, y por añadidura a los familiares y amigos suyos.
Bien dirigida por el maestro Kazan y escrita por su hijo Chris, aquí el maestro ya muy mayor, pero todavía en plena forma para extraer todos los sentimientos humanos que alberga un corazón herido, su visión constituye un exigente trabajo, no porque no se entienda, ya que la narración es clara y lineal en todo momento, sino porque nos hace contemplar una durísima historia, nada condescendiente para con el espectador, que acaba azorado por lo visto y oído.
Una cinta algo claustrofóbica, tanto por desarrollarse casi todo en exteriores, como por el conseguido clímax turbador que está a punto de estallar en cualquier momento con consecuencias imprevisibles.
Un trabajo meritorio, muy estimable, estupendamente interpretado, aunque ciertamente por debajo de la altísima calidad de muchos trabajos anteriores de Kazan.
Pero gusta y deja un sabor dulce en cuanto a interés cinematográfico y socio-político de una época convulsa e incierta en Los Estados Unidos de Norteamérica, pero también desalentador por lo cruel de la historia.

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