Sol bajo la tierra, el (Italia, España; 1971)

 

 

Título original: Anda, muchacho, spara!

Director: Aldo Florio

Guion: Bruni Di Geronimo, Aldo Florio, Eduardo Manzanos

Música: Bruno Nicolai

Fotografía: Emilio Foriscot

Género: Western Europeo, Spaghetti Wester, Western

Reparto: Fabio Testi, Eduardo Fajardo, Massimo Serato, Luciano Pigozzi, Daniel Martín, Charo López, José Calvo, Ben Carra, Romano Puppo, José Nieto, Goffredo Unger. Mario Morales, Fabián Conde, Barbara Pignaton, Francisco Sanz, Miguel Del Castilo, Rufino Inglés 

 

Argumento

Roy Greenfort logra escapar del campo de trabajo al que fue condenado, junto a Emiliano, un Señor Mexicano que fue acusado y traicionado por varios de sus hombres, quienes se quedaron con su hacienda, tierras, oro e incluso hija.
Roy llega al pueblo cercano a la hacienda de Emiliano y comienza su venganza, con busca apoderarse de todo el oro del lugar, además de ir matando uno a uno a los traidores.

Algo ambicioso pero finalmente mediocre spaguetti western, co-producido, como era normal en la época, entrre España e Italia.
Está muy irregularmente realizado, resultando en líneas generales bastante cansina.
Se nota por el (torpe) guión, que ha bebido de títulos como "Por un puñado de dólares", de Sergio Leone, pero no sabiendo desarrollar la historia (nada original) de forma ágil y entretenida. Incluso la bonita y muy repetitiva música del simpático Bruno Nicolai es una copia de las de Ennio Morricone, algo normal por otra parte.
Así, todo queda en situaciones algo acartonadas, sin chispa y no demasiado previsibles, pero que no acaban de cuajar y resultar atractivas al espectador.
Muy anonina pese a abundar escenas de acción, tan sólo algún momento se salva de la quema, no por su calidad cinematográfica, sino por resultar algo extraña, como el cruel momento en el que a un traidor le aplican nada menos que el garrote vil, pero con una soga. Momento insólito, pero sin pegada.

 

Charo López luce muy bella (y joven, claro) y gente tan simpática y apegada al género demuestra su profesionalidad, como un aquí sibilino e inteligente Eduardo Fajardo.
No convence en absoluto y es una pena pues podría haber estado bastante mejor, pero el guión y dirección lastran su posibilidades.
Como curiosidad, decir que, como muchas veces ocurría en la época en la que se estrenó el film en España, diversas escenas más o menos eróticas, se cortaron en nuestro país.