Director: Koji Shima
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Intérpretes Principales: Keizo Kawasaki, Toyomi Karita, Bin Yagasawa, Shozo Nanbu, Bontarô Miyake, Mieko Nagai, Kiyoko Hirai, Isao Yamagata, Gai Harada
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Argumento: Los habitantes del planeta Paira, una raza de estrellas de mar gigantes con un ojo en el centro de su titánica anatomía, llegan a la Tierra con el propósito de advertir a la Humanidad que un grave peligro se cierne sobre ella.
Su líder Ginko, que para no asustar a los terrícolas toma, al igual que el resto de su raza, forma humana, advierte a la gente que no deben emplear su arsenal atómico para pelear entre ellos y que por el contrario han de unir fuerzas para destruir el planeta que se encuentra en curso de colisión con la Tierra.
Mi opinión:
" - Un científico no puede mentir como un político".
Vista con la distancia que da el haber pasado más de cincuenta años tras su rodaje, queda como muy ingenua esta simpática película japonesa que toca un tema recurrente y muy importante para ellos, como es el peligro de la energía atómica. Las bombas atómica caídas en Hiroshima y Nagasaki les dejaron, cómo no, profunda huella y un temor a cuanto tuviera relación con ella. Ello se indica en un diálogo del filme.
Es un producto digno y honesto a carta cabal pues sus intenciones no pueden ser mejores.
La denuncia está ahí y es un indudable toque de atención al mundo sobre dichos aspectos.
La cinta es, como ya he indicado antes, ingenua en cuanto, no al fondo de la cuestión, que no puede ser más importante, sino en cuanto a, por ejemplo, el diseño de los extraterrestres, que parece hechos para una fiesta infantil. Menos mal que luego, para no dar miedo a los terrícolas (al espectador en pleno siglo XXI le da risa), se transforman en hombres y mujeres vulgares, aunque con poderes como aparecerse de repente.
Lo mejor, sin duda alguna, son las escenas de catástrofes que tienen lugar en el último tercio, con escenas tomadas de documentales (en blanco y negro). La escena del tren, con la gente tirando por las ventanas sus enseres y saliendo por ellas para subir a las montañas para tratar de ponerse a salvo, tiene fuerza dramática y no puede ser más realista y creíble.
También hay momentos con felices diálogos como los de los científicos, acerca de su presunta sabiduría, como cuando uno de ellos le dice a otro personaje que le ha tildado poco menos que de sabio:
La película tuvo varios premios en el Festival de cine de Asia y e Pacífico en el año 1956, uno de ellos el de mejor fotografía, algo que, por desgracia, no pude admirar al verla en una mala copia.
Evidentemente, bastante superada por el paso del tiempo, pero ahí queda su mensaje.
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Premios: - Festival de cine de Asia y el Pacífico 1956: mejor fotografía, mejor sonido, mejores efectos especiales.
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