viernes, diciembre 24, 2021

HERMANOS DE SANGRE (BROTHERS BY BLOOD) (THE SOUND OF PHILADELPHIA) (Francia, Bélgica, Países Bajos, USA; 2020) Negro, Drama

 

 

Director: JÉREMIE GUEZ
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Intérpretes Principales: Matthias Schoenaerts, Joel Kinnaman, Ryan Phillippe, Maika Monroe, Paul Schneider, Antoni Corone, Nicholas Crovetti, Michael McFadden, James Nelson-Joyce, Felix Scott, Nigel Barber, Tim Ahern, Craig DiFrancia, Stilian Keli, Carlos Schram, Adelina Szima, Gary Ayash, Stosh Zona, Grace Bilik, Margriet Oranje, Francesco Scorsone, Andreas Koundourakis
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Argumento: En la Ciudad del Amor Fraternal, Peter Flood, de ocho años, observa impotente cómo su hermana pequeña es asesinada por la conducción imprudente de un vecino. Atormentado por el dolor y el resentimiento, su padre encuentra la venganza como única solución, dejando heridas generacionales duraderas.
Treinta años después, Peter todavía lucha con la culpa que siente por la muerte de su hermana y la venganza de su padre.
Mientras intenta distanciarse del negocio familiar criminal, su primo, Michael, se vuelve más poderoso en la jerarquía.
Unidos por la sangre, ninguno de los dos puede escapar de la violencia mientras se ve arrastrado a un ciclo escalofriante de traición.
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Mi comentario: Para mi gusto, fallido filme de género negro por cuanto está claro que Jéremie Guez, el realizador, no sabe extraer lo mejor de le novela de Pete Dexter.
Narra una atractiva historia, nada nueva por otra parte, de forma muy oscura, fría, demasiado melancólica e incluso patética, no logrando que empaticemos con prácticamente ningún personaje.

El desarrollo de la historia es pausado, con escenas presuntamente introspectivas necesarias para que conozcamos mejor a los personajes, pero que logran un efecto contrario, que nos distanciemos de ellos.
Opresiva en su contenido, sin apenas aire para que respiren sus doloridos personajes, que llevan ya desde niños el aura de la violencia y muerte.
Además de todo ello no es muy entretenida.

 
Ocurre que desde un tiempo a esta parte los jóvenes directores abandonan el clasicismo que tanto benefició al cine en sus comienzos, para insuflarles de una especie de misticismo, que le sienta mal en líneas generales, logrando una narración farragosa e inconexa.
Una pena pues tenía buenos mimbres, pero al final decepciona. 


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