domingo, junio 17, 2018

EDWARD, MY SON (Edward, mi hijo) (USA, 1949) Drama



Director: George Cukor (1, 2)
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Intérpretes PrincipalesSpencer Tracy (123, 4), Deborah Kerr (12, 3, 4), Ian Hunter (12, 3), James Donald, Mervyn Johns, Leueen MacGrath, Harriette Johns, Felix Aylmer (1, 2), Walter FitzGerald (1), Robert Morley (1, 2, 3, 4, 5), Finlay Currie (1234, 5, 6).
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ArgumentoUn despiadado hombre de negocios vive tan obsesionado con su hijo que sería capaz de todo con tal de protegerlo. Por ello realiza acciones que, en principio, sólo le benefician a él, aunque diga que lo hace todo por Edardw, su hijo... y puede que así lo sienta él, pero no su enamorada esposa que poco a poco se va alejando de él al sentirse decepcionada.
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Mi comentarioExcelente drama, al principio con algo de humor, para más tarde ser sombrío y muy duro, donde se ponen en solfa "valores" muy yankis como el éxito a cualquier precio, "el valor" al hombre hecho a sí mismo escalando posiciones desde lo más humilde a lo más alto en la escala empresarial, por ejemplo.


Se trata de una producción de la Metro, que los productores exigieron se rodara en Inglaterra, y por ello la actuación de numerosos intérpretes de aquellas tierras.
Fue el primer papel de importancia de Deborah Kerr y a fe que consiguió un soberbio trabajo, no en vano estuvo nominada al Óscar por su difícil papel de esposa enamorada que se va desencantando de su esposo a medida que pasa el tiempo y ve cómo es él realmente.
Spencer Tracy está como siempre, es decir, maravilloso, consiguiendo el desprecio (su personaje, vaya) del espectador, una vez vemos sus verdaderos impulsos por mucho que las motivaciones en un primer momento nos parezcan loables.


Muy bien ambientada, quizás en metraje resulte un pelo larga, pero tiene magníficas escenas, como el largo diálogo entre el protagonista y el director de colegio donde estudia Edward, su hijo. Un diálogo duro pero con un generoso humor, donde destaca el siempre estupendo Félix Aylmer.
Como curiosidad, nunca aparece en escena el tercer personaje principal del film, es decir, Edward, el hijo, siempre omnipresente en la historia.


Para mi gusto, una gran película que en su estreno cosechó un fracaso crítico-comercial, pero que poco a poco se ha ido reivindicando.
Como triste y vergonzosa curiosidad, su guionista Donald Ogden Stewart, que adapta con gran intensidad y fuerza dramática el excelente texto de Robert Morley y Noel Langley, tuvo que quedarse unos buenos años en Inglaterra tras el rodaje de la peli, debido a que el tristemente célebre senador McCarthy y su asquerosa Caza de Brujas le estaba esperando en EE.UU. para meterle en el calabozo.

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